28/9/08

Esp/Castilla Leon/Avila



A V I L A


Avila es la ciudad donde se encuentran el patrimonio, la historia y el arte, la gastronomía, la fiesta y la mística, la cultura y la naturaleza.

ÁVILA es ciudad antigua, medieval, de las tres culturas, del Patrimonio de la Humanidad, del Camino de la Lengua, de la Red de Juderías.

ÁVILA es ciudad actual, que se une a la modernidad, a la calidad turística, al confort, al turismo accesible y social.

Murallas, casas, palacios, templos, conventos configuran el rico patrimonio artístico de la ciudad, fruto de un enriquecedor pasado histórico protagonizado por las culturas que en ella convivieron. Historia, arte, mística, tradiciones, gastronomía, naturaleza se aúnan para ofrecer al visitante una enriquecedora estancia en Ávila.

La imagen de la ciudad medieval viene configurada por sus murallas, que en el caso de Ávila son mucho más que una representación simbólica, es el monumento que la explica y la configura.




Al llegar al siglo XVI la ciudad conoce su máximo esplendor, que se manifiesta tanto en el ámbito civil como religioso. Cerca de treinta casas conservadas confirman la importancia de la nobleza y la actividad constructiva que tiene lugar entre los últimos años del siglo XV y el siglo XVI. El Ávila del XVI es también el de la ciudad de la mística y de la espiritualidad, su mejor exponente es Teresa de Cepeda y Ahumada. Si hacemos un recorrido teresiano iremos del gótico al renacimiento, del manierismo al barroco a través de la vida y obra de Teresa de Ávila.
Ávila es lugar de fiestas y tradiciones. La mayoría nacieron con un carácter religioso, pero en ellas no falta un matiz pagano.



Muralla de Ávila

La muralla de Ávila es el mejor ejemplo de arquitectura militar del románico en España y modelo único de la arquitectura medieval europea. Su trazado es fundamental para comprender una ciudad de la que fueron defensa militar, cinturón sanitario, frontera fiscal, soporte de otras arquitecturas.



La visita detenida nos permite comprobar cómo la construcción de sus lienzos y cubos se va adaptando al terreno: los lienzos meridionales, que apenas tienen altura debido a la escarpa natural sobre la que se asientan; los del oeste y el norte, que se van haciendo más fuertes y la zona oriental, donde alcanzan su mayor desarrollo y donde fue preciso reforzar las defensas de la ciudad. En esta zona se levantó el alcázar, se abrieron las dos puertas más fuertes, la del Alcázar y la de San Vicente, y ante los muros se dispuso un sistema defensivo con un foso y una barbacana.




Recorriendo el recinto amurallado descubriremos las nueve puertas que en él se abren: Puerta del Alcázar, del Peso de la Harina, de San Vicente, del Mariscal, del Carmen, del Adaja, de la Malaventura, de la Santa y del Rastro. Cada una con una función y trazado diferentes. Descubriremos también que las almenas que rematan sus muros y que sus cubos son diferentes a pesar de que su imagen dé un todo homogéneo. Cómo condiciona y es soporte de otras arquitecturas.



Aunque no conocemos los nombres de sus constructores, probablemente trabajasen cristianos y mudéjares; así, los frisos de esquinillas y las labores de ladrillo que rematan gran parte de los lienzos norte y occidental, o los arcos de ladrillo que dan paso a los cubos, nos hablan de la mano de obra mudéjar.

Dos kilómetros y medio de perímetro, 88 torreones, nueve puertas, tres poternas y una extensión de 33 hectáreas son los datos conocidos de esta fortificación.


La Crónica de la Población de Ávila situaba su construcción en el año 1090 y señalaba a Casandro y a Florín de Pituenga maestros de la fábrica; sin embargo, las últimas investigaciones, basándose en la dimensión de la obra, en la escasa población de los primeros momentos de la repoblación, en la lectura detenida de los muros y en su relación con otras fortificaciones contemporáneas, indican que la construcción debió prolongarse durante el siglo XII y que se realizó sobre una muralla anterior.


La muralla ha llegado a nosotros bastante bien conservada, pero para ello fueron necesarias diversas actuaciones, generalmente acertadas, que independientemente de su alcance han sido decisivas en la imagen y en el estado actual de la misma. Nuestra visita debe completarse subiendo al adarve, algo que podemos hacer desde la Casa de las Carnicerías, la Puerta del Alcázar, o desde el Arco del Carmen, desde donde podemos contemplar el paisaje urbano formado por torres y espadañas y el que nos ofrecen la sierra de Ávila y el Valle Amblés, de esta forma comprenderemos este monumento que identifica a la ciudad, que fue y sigue siendo elemento imprescindible en la configuración urbanística, social y económica de la misma.

Catedral Fortaleza (El Salvador)

La Catedral abulense es el ejemplo más claro de catedral fortaleza de Europa. Si la catedral configura el perfil de la ciudad medieval, en Ävila templo y ciudad mantienen una estrecha vinculación que excede los límites estrictamente religiosos y se manifiesta sobre todo en su carácter defensivo, ya que su cabecera se entesta en la fortificación, convirtiéndose en el cubo más fuerte de la muralla.

La catedral abulense es una lección viva de arquitectura medieval y posiblemente, como indicó Manuel Gómez Moreno, lo primero que se vio de gótico en Castilla. Está dedicada al Salvador y se levanta sobre un templo anterior románico, la parte más antigua debe fecharse entre 1160 y 1180. Las obras se realizarán de manera desigual a lo largo de los siglos, produciéndose cambios frecuentes sobre el primer proyecto arquitectónico y en ellas participarán un elevado número de artistas. Maestros de obra, arquitectos, pintores, escultores, orfebres, herreros irán concluyendo, amueblando, adornando la iglesia con retablos, coro, altares, rejas, púlpitos, órgano, capillas, sepulcros, etc.

Basílica de San Vicente

Se levanta en el lugar donde la tradición señala fueron martirizados Vicente, Sabina y Cristeta. Su construcción se inicia hacia 1130 y se prolonga hasta fines del XII. La basílica de San Vicente es el gran modelo del románico en Ávila, receptor de las influencias foráneas y de la fábrica de la catedral, es al mismo tiempo difusor del estilo en la ciudad. Su planta es de cruz latina con tres naves y un brazo de crucero, presenta la singularidad de contar con una tribuna sobre las naves laterales.

Su esbelta cabecera formada por tres ábsides, se levanta sobre una cripta funeraria de carácter litúrgico; sus cuidadas proporciones convierten a este templo en un ejemplo único del románico hispano. El cerramiento de la nave mayor con bóvedas de aristones anuncia el gótico. En San Vicente son especialmente interesantes las restauraciones, no en vano es el primer edificio español restaurado de acuerdo a criterios restauradores.

Convento de la Santa

En los últimos años del siglo XVI llegan a Ávila los carmelitas descalzos procedentes de Duruelo, primera fundación masculina de la Orden, con la idea de establecer casa en la ciudad. Tras superar diversas dificultades y haber pasado por distintos lugares, adquieren los restos de la vivienda que había pertenecido a la familia de la Santa (Teresa de Jesus) con la idea de edificar la iglesia y el convento. Desarrollan el proyecto con trazas del arquitecto carmelita Fray Alonso de San José, la iglesia es barroca, obedece a la estética de su tiempo y responde a la tipología de la Orden: planta de cruz latina de una sola nave y dos de capillas laterales. En el exterior se organiza un triple pórtico formado por arcos de medio punto.

Iglesia de San Pedro

Su construcción se comenzó en el año 1100, siendo contemporánea de la basílica de San Vicente. Está realizada en estilo románico. En la fachada principal destaca su rosetón cisterciense. La iglesia tiene tres naves y triple ábside. En el exterior sobresale la torre cuadrada, construida en esta misma época.


















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